martes, 16 de marzo de 2021

Dudas

 Se podría tratar de lo exacto que es ser uno mismo, pero sobreviene la disyuntiva de que significa realmente esto y ya avanzando en la duda, es que si acaso esta descripción tiene suficiente sentido o permanencia en el vocablo. El problema se torna en cuanto a la durabilidad de esta idea, pero después uno va entendiendo que casi nada dura lo suficiente como para memorizarlo exactamente. Mas no podemos dejar de tener pequeñas ideas que dan vueltas constantemente por nuestras paredes más internas y comienzan a dejar pintitas de colores en lo que fue alguna vez una blanquísima habitación.

Ahora bien, ya que divagamos lo suficiente en cuanto a la incertidumbre de nuestra propia identidad, supongo que se ha expuesto respectivamente lo que representa la existencia abrazada de la duda y los continuos intentos por resolvernos un poco nuestro propio mundo. Resguarda un poco de la inseguridad comprender que el día no es suficiente para resolver todo lo que quisiéramos, es más, incluso antes de dormir se nos presentan un sin fin de preguntas que parece que debemos reagendar para la semana con el fin de darle solución a cada una de ellas.

Existen dudas fugaces, permanentes, pasajeras, suficientes e ingenuas, pero casi muy pocas se catalogan "para siempre". A veces estamos llenando el carrito del supermercado y nos preguntamos por la calidad de uno y otro producto en cuanto a nuestra elección de compra, o salimos al estacionamiento y nos preguntamos donde exactamente habíamos dejado el auto, o cuando dejamos casa, nos asalta el cuestionamiento de que si echamos llave o no. Aquellas y similares son fugaces, muy poco permanentes y se diluyen fácilmente en nuestras lagunas mentales. 

Existe otra arista, en cuanto retornamos a lo que comenzamos a escribir y es que cuando las dudas figuran en base a nuestra propia esencia, aparecen síntomas respectivos, nos cuesta el dormir, abundan los sueños sin sentido y nuestro dialogo interno se pone repetitivo y nos centramos demasiado en lo que nos termina por molestar. ¿Cómo nosotros mismos podemos llegar a ser una molestia? Es que no toleramos tener preguntas pendientes, nos molesta no sentirnos capaces de respondernos. Entonces el asunto ya no pasa simplemente por descubrirnos, sino por reconocer la dificultad que significa conocernos y entender que aun no lo hacemos en totalidad. No se trata ya simplemente si es que dejé la casa con llave o si me conviene más ahorrar un par de pesos eligiendo un producto sobre otro, sino que reconocer la dificultad que significa introducirnos en la inmensidad de nosotros mismos.

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