miércoles, 18 de marzo de 2015

Vecina

Era una de aquellas noches, en las que miraba el cielo intentando ver mas lejos que el día interior, pero me resultaba muy difícil ya que siempre me encontraba en el mismo lugar. En ese momento, en la oscuridad, recordaba que mi vecina había venido a tocar mi puerta. En varias ocasiones no le abrí, porque estaba demasiado cansado, muy ocupado o simplemente no quise dejarla pasar. Al marcharse, suponía que al día siguiente volvería a tocar y tarde o temprano llegaría el momento en que me decidiría a levantarme y despojarme de todo aquello que me aferraba a la soledad de mi hogar y averiguar de una vez por todas a que se debía la insistencia de mi vecina por acudir a mi casa diariamente, aveces por la noche, en la tarde o de paso en la mañana, nunca pude predecir su llegada, por lo que también es cierto que jamás pude anticipar su despedida. Si quizás, me hubiera propuesto hablar con ella antes, sabría hoy lo maravillosa que es, también por supuesto conocería su sufrimiento, sus pérdidas, sus peleas, sus derrotas y sus moralejas, pero definitivamente sabría lo única que es. 
Mi vecina no tocó más la puerta, la vi pasar al frente  mío  durante muchos años y jamás la detuve para caminar junto a ella. Yo ya me encontraba casi al final , pero ella había continuado, me había quedado solo y la vida se había  cambiado de vecindario.

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