lunes, 12 de enero de 2015

orilla

En el mar siempre quedan cosas, algunas mucho más lindas que otras. Aveces hay basura, que no colabora mucho con el paisaje. Pero aveces la marea trae algo mucho más lindo.  Cubre toda la orilla con restos o partes enteras de conchitas, las que se incrustan en la arena simulando afirmarse para no volver al mar.
Son como uñas,  que rasgan la piedra molida, haciéndole superficial es hendiduras que luego vuelve a rellenar el mar.
Algunas están quebradas, partidas a la mitad, otras solo tienen una pequeña insinuación de que alguna vez lo fueron. Pero todas, valen la pena ser recogidas.
Pueden ser como las personas, sí,  si lo son
Hay algunas personas que están rotas, quebradas al medio, o hay un pequeño vestigio de lo que alguna vez fueron, pero aún así, son personas que valen la pena conocer
Si comenzamos a mirar más nuestra orilla veremos que en ella también hay un poco más de basura, pero, el mar tarde o temorano limpia todo y deja solo que no se puede llevar o si lo vemos de otra forma, deja lo que se tiene que quedar.
Nuestra orilla esta llena de grietas,  pero poco a poco la arena se vuelve a acomodar,  quizás no es la misma, pero el vacío disminuye con el paso del tiempo.
Lo único que contrasto de nuestra orilla con la del mar, esque la playa está llena de ol ido, surmergida en el silencio.
¿cuántas pisadas han sido aniquiladas con la subida de la marea? ¿cuántas huellas han quedado pérdidas en el fondo del mar porque fueron arrastradas hasta que se perdieron?
Sin duda eso no pasa de la misma forma en nuestra orilla. Hay huellas imborrables,  caminos memorables. Que por más alla que fluya siguen ahí.  Es cierto que la corriente nos quita muchas cosas, y en el doble sentido.
Porque realmente se puede ir alguien en el mar o simplemente nos hace olvidar.
Siempre dicen, "déjate llevar" pero, ¿cuan peligroso es eso? Acaso, no es posible dejarse arrastrar tanto por la corriente que terminamos en una playa que no es nuestra y tenemos que nadar como no lo hacemos.
No es dejarse llevar, quizás,  es aprender a nadar y llegar siempre, al lugar que debemos estar.

No hay comentarios: